La creación del ser humano; del polvo a imagen de Dios

Nuestra Confesión de fe Belga dice; “Creemos, que Dios ha creado al hombre del polvo de la tierra, y lo ha hecho y formado según Su imagen y semejanza, bueno, justo y santo; pudiendo con su voluntad convenir en todo con la voluntad de Dios…” (Artículo 14).

La creación del hombre

En Génesis 1:26 leemos que; “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.” Los siguientes puntos pueden ser mencionados de los primeros capítulos de Génesis;

  1. Primeramente que Dios creó en los primeros días de la creación el hogar en donde el hombre tendría un lugar muy importante en relación con Dios (Génesis 2:8).
  2. Que Dios obró de forma muy distinta al crear al hombre a diferencia del resto de la creación, pues esto último fue creado sólo por la Palabra de Dios a diferencia del hombre quien fue formado del polvo y creado por la Palabra de Dios (el Logos de Dios) y por Su Espíritu (aliento) para que éste fuese un ser viviente (Génesis 2:7).  
  3. Que el anuncio hecho en plural “Hagamos” sobre la creación del hombre presupone pluralidad de Personas distintas en la divinidad, lo cual implica que el hombre fue hecho con un fin personal para Dios (Génesis 2:15).
  4. Que todo esto explica la razón de porqué el hombre fue creado a la imagen de Dios. Dios creó al hombre para que éste viva en comunión con Dios dándole la dicha de conocerle rectamente y le sirviese dignamente (Génesis 1:26-28).

El hombre a imagen de Dios

Que el hombre haya sido creado a imagen de Dios implica que el hombre fue creado para vivir en compañerismo con Dios, es decir, una vida pactual de amistad con Su Dios. Por lo tanto, cuando hablamos de la imagen de Dios en el hombre debemos tener en mente que existen dos aspectos sobre esa imagen de Dios en él. El primer aspecto es su estructura epistemológica, es decir, su capacidad de conocer, pensar y razonar. El hombre es un ser racional. El otro aspecto es su estructura ética, es decir, sobre su capacidad moral en establecer un juicio ético.

El primero tiene un alcance amplio, el hombre es un ser personal, racional y espiritual. Ya que Dios es el Ser Supremo pensante racional, el hombre al ser creado a Su imagen es un ser pensante racional creado a Su imagen y semejanza. Herman Bavinck dice; “La racionalidad en el mundo presupone la racionalidad en Dios. No habría racionalidad en la creación si la creación no hubiese sido creada con inteligencia y sabiduría por Dios.” [1]

De este modo el hombre en general conserva dicho aspecto al ser creado a imagen de Dios en Adán, solo que ahora este semblante en el hombre está distorsionado por el pecado, más no borrado o destruido en su totalidad (Génesis 5:3, 9:6; Santiago 3:9).

El segundo aspecto de la imagen de Dios en Adán es el aspecto ético. El hombre fue creado con verdadera santidad, justicia y conocimiento ético de la voluntad de Dios. Adán poseía verdaderamente una justicia original en él, como bien lo expresa nuestra confesión;

“Creemos, que Dios ha creado al hombre del polvo de la tierra, y lo ha hecho y formado según Su imagen y semejanza, bueno, justo y santo; pudiendo con su voluntad convenir en todo con la voluntad de Dios. Pero cuando anduvo en honor, no lo entendió él así, ni reconoció su excelencia, sino que por propia voluntad se sometió a sí mismo al pecado, y por ende a la muerte y a la maldición, prestando oídos a las palabras del diablo. Pues transgredió el mandamiento de vida que había recibido, y por el pecado se separó de Dios que era su vida verdadera; habiendo pervertido toda su naturaleza; por lo cual se hizo culpable de la muerte física y espiritual. Y habiéndose hecho impío, perverso y corrompido en todos sus caminos, ha perdido todos los excelentes dones que había recibido de Dios, no quedándole de ellos más que pequeños restos, los cuales son suficientes para privar al hombre de toda excusa; ya que toda la luz que hay en nosotros, se ha trocado en tinieblas, como nos enseña la Escritura, diciendo: ” La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”; aquí San Juan llama tinieblas a los hombres.”

Este aspecto de la imagen ética en el hombre fue borrada y destruida tras la caída de Adán dejando así al hombre en un estado de total depravación e incapaz de hacer cualquier cosa que agrade a Dios (Romanos 3:1-18; 8:7-8). Las acciones de los hombres luego de la caída (las cuales incluyen sus pensamientos, inclinaciones, motivaciones y deseos) son depravadas en todos sus sentidos, esto por ser un pecador rebelde y hostil contra su Dios y Creador. Tras la caída de Adán, hubo en el hombre un cambio radical en su mente convirtiéndolo en un ser pensante pero depravado totalmente (Génesis 6:5).

De este modo vemos que la caída del ser humano es de lo alto de la gloría a la profundidad de la miseria de la depravacidad. Tal como comenta Zacarías Ursino; “Podemos ver desde qué altura de dignidad a qué profundidad de miseria hemos caído por el pecado.” [2]

La restauración del hombre se encuentra sólo en Cristo

Sólo en Cristo encontramos completa restauración de la imagen de Dios en nosotros en todos los sentidos. Mientras que los creyentes como los no creyentes continúan siendo seres pensantes y seres racionales, sólo los primeros tienen la imagen moral de Dios restaurada por la gracia divina. Esto debido solamente a la obra de Cristo a favor de nosotros y en nosotros (Efesios 4:24, Colosenses 3:10).  


[1] Herman Bavinck, Reformed Dogmatics: Abridged in One Volume (Baker Academic, 2011).
[2] Zacarías Ursino, Comentario del Catecismo de Heidelberg, página 27.