Los atributos de Dios I

Serie: Dogmática Escritural, Dios y Su Palabra.

Pregunta 23: ¿Cuáles son los Atributos de Dios?

Cuando hablamos de los atributos de Dios nos referimos puntualmente aquellas características propias de Dios que conocemos por la Escritura, y por las cuales podemos conocerle según Él mismo ha querido revelarse a nosotros. Hablar del Ser de Dios, es una tarea difícil en la teología propia, como bien lo dice W. à Brakel (1635—1711); “Quien quiera saber más acerca de la «esencia» de Dios debe unirse conmigo en adoración mientras cerramos nuestros ojos ante esta Luz inaccesible. En cierta medida Dios se revela al alma sin embargo sólo podemos percibir las últimas franjas de Su Ser reflexionando sobre los «atributos» divinos.” [1] Sin embargo, es nuestro deber crecer en la gracia y el conocimiento de lo que Dios nos ha concedido saber y entender de Él (2 Pedro 3:18).

Ahora, cuando hablamos de los atributos de Dios, esto no implica que Dios está compuesto o dividido por partes y estudiamos dichos atributos separados del Ser simple de Dios, pues Dios es uno y simple a la vez. “Todos nosotros creemos con el corazón y confesamos con la boca, que hay un ser espiritual, único y simple, al que llamamos Dios.” (Confesión Belga, Artículo 1). Lo que hacemos es solo las distinciones debidas para nuestro mejor entendimiento de cada uno de los atributos divinos. W. à Brakel lo expresa de la manera siguiente: “Sin embargo, entendemos que estos atributos son uno desde la perspectiva de Dios, de tal manera que no pueden ni estar separados del Ser divino, ni ni estar separados esencial y propiamente unos de otros como existen en Dios, sino que son el Ser simple y absoluto de Dios mismo. […] Nosotros, sin embargo, relacionamos estos atributos como entidades distintas por sí mismos. La justicia y la misericordia son una en Dios, pero diferenciamos entre ellas en referencia a los objetos hacia los cuales se manifiestan, y los efectos de estas manifestaciones en sí.” [2]

La Espiritualidad de Dios

Si hemos de conocer a Dios y adorarle, debemos primeramente hacerlo con el entendimiento correcto según Su misma Palabra la cual es verdad. En Juan 4:24, el Señor nos dice que; “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Y ya que Dios “habita en luz inaccesible” (1 Timoteo 6:16), la única forma posible de conocerle a Él es que Él mismo ilumine nuestro entendimiento para que por gracia podamos conocer, por Su revelación (La Escritura) Su gloria en la faz de Jesucristo, en quien habita corporalmente toda la plenitud de Su Deidad (2 Corintios 4:6, Colosenses 2:9, Juan 14:9). Que Dios es Espíritu y que nosotros podamos conocerle sólo por medio de Jesucristo quien es el Hijo de Dios encarnado, es fundamental para nuestra adoración y crecimiento pues esto implica que;

  1. Ninguna imagen creada puede de ningún modo representar a Dios. Nuestra adoración debe ser espiritual, es decir, por medio de nuestra mente y voluntad renovada por la gracia de Dios en Cristo, y el poder de Su Espíritu de verdad en nosotros (Romanos 8:5-17).
  2. Que nuestra adoración debe ser exclusivamente en espíritu y verdad y no meramente en base en nuestros gustos, sentimientos, emociones o preferencias. La verdad de Dios debe ser el contenido de nuestra adoración como también la regla y norma misma para ello (Juan 17:17).

La auto suficiencia de Dios

Aunque hacemos énfasis sobre nuestra adoración a Dios, tenemos que tener en cuenta que Dios es independiente y auto suficiente en sí mismo, es decir, que Dios no necesita nada de Su creación para ser el Dios que Él es. Dios no necesita nada fuera de sí mismo pues Él es plenamente suficiente consigo mismo y todo lleno de gloria sin necesidad de nosotros. Esto es lo que Pablo enfatiza cuando hace la pregunta en Romanos 11:35-36. Por lo tanto, cuando “damos” a Dios alabanzas, nuestra adoración y acciones de gracia no agrega ni añade nada a Su gloria. Que Dios se deleite con Su pueblo en Jesucristo es un acto meramente libre y Soberano de Él mismo, independientemente de Su creación, “nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”  (Hechos 17:25, Isaías 41:4, 44:6, Sofonías 3:17, 1 Juan 4:19).

  1. Nuevamente à Brakel nos dice al respecto; “La perfección de Dios consiste en Su auto suficiencia. Dios no tiene necesidad de nada. Nadie puede sumar o restar nada de Su Ser ni tampoco nadie puede incrementar o disminuir Su felicidad en sí mismo.” [3]
  2. Por su parte Herman Bavinck (1854—1921) nos dice que; “Él es el perfecto, el más alto, el más excelente Ser, del que nada mejor puede existir o ser pensado.” [4]
  3. Y por su lado el doctor de la gracia, Agustín de Hipona (354—430) nos dice; “Dios es el Ser, la Verdad y el Bien. El hombre en particular participa del Ser para ser, de la Verdad para conocer y del Bien para amar.” [5]

[1] Brakel, Wilhelmus à, The Christian's Reasonable Service, Vol 1 página 89.
[2] Brakel, Wilhelmus à, The Christian's Reasonable Service, Vol 1 página 90.
[3] Brakel, Wilhelmus à, The Christian's Reasonable Service, Vol 1 página 91.
[4] Bavinck, Herman. Reformed Dogmatics: Abridged in One Volume, página 186. 
[5] El pensamiento de San Agustín para el hombre de hoy. Tomo I: La filosofía Agustiniana, Valencia, EDICEP, 1998, página 263.