Los decretos de Dios: sus características

Serie: Dogmática Escritural, Dios y Su Palabra.

Pregunta 44 ¿Cuáles son las características de los decretos de Dios?

Los decretos de Dios son soberanos

Porque Dios es Soberano Sus decretos son Soberanos. Y porque la Soberanía de Dios consiste en Su voluntad irresistible se sigue que Sus decretos son siempre eficaces, “porque ¿quién ha resistido a su voluntad?” (Romanos 9:19).

En Jeremías 18:6 leemos; “¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.” Fue eso precisamente lo que entendió el pueblo creyente de Israel según Isaías 64:8 cuando dijeron; “Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.” El propio Señor de gloria lo expresa cuando Él nos dice en Su parábola que; “¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno [o Soberano con lo mío]?” (Mateo 20:15, con énfasis añadido). Incluso sobre la perdición de los impíos Dios es tan soberano mucho antes que esto viniesen a hacerlo; “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción” (Romanos 9:20-22).

Por lo tanto, porque Dios es Soberano Sus decretos son siempre soberanos, y porque Su auto revelación y por ende Su auto glorificación es el fin supremo en Su creación, siendo Dios Soberano en todo, no puede decretar algo que denigre o desacredite la virtud perfecta de Su Soberanía, pues el decreto eterno de Dios es Su propia voluntad, y todo lo que Dios ha decretado debe de ocurrir según Su buen consejo dándole la gloria a Él por la eternidad. Él debe Ser glorificado en Sus criaturas como el Dios Soberano que Él es.

Los decretos de Dios son inmutables

Porque Dios no cambia (Malaquías 3:6) y porque “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. [Pues] Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Números 23:19, 1 Samuel 15:29) se sigue entonces que Sus decretos son inmutables, es decir, que son fijos y que no cambian o son alterados en el transcurso de la historia humana ya que son los pensamientos de Dios la cual es la fuente y la causa de todo lo que pasa.

Que el consejo de Dios es inmutable lo vemos muy claro en la Escritura cuando ella nos dice; “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero…” (Isaías 46:9-10). Como también, “El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.” (Salmo 33:11). Y “Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento.” (Hebreos 6:17).

De este modo vemos que los decretos de Dios son inmutables sencillamente porque Dios no cambia de parecer en Su voluntad; pues “todo lo que quiso ha hecho” (Salmo 115:3) como el gran Dios que Él es.

Los decretos de Dios son incondicionales

Aquí hablamos sobre la libre voluntad de Dios que no depende absolutamente de nada para el ejercicio de ella. En un plano sencillo, las decisiones de los seres humanos no son las razones o causas para las decisiones de Dios, si no todo lo contrario, las decisiones de Dios son las causas de las decisiones de los hombres.

Algunos ejemplos de la Escritura de esto son;

  • El lugar de nacimiento y muerte de cada uno de nosotros (Job 14:5, Salmo 31:15, 39:4-5, 90:3), como el tiempo y lugar de residencia durante toda nuestra vida (Hechos 17:26).
  • Todos los eventos y acontecimientos que nos ocurren día a día (Job 23:14, Mateo 10:29,30), como las bendiciones reservadas para Sus hijos como sus buenas obras en Cristo Jesús (Efesios 1:3, 5 y 9; 2:10).
  • La elección y la reprobación de personas y de naciones (Romanos 9:11-13), e incluso la voluntad misma de los impíos y sus actos impíos no siendo Dios el autor responsable de sus pecados (tema que trataremos luego, Lucas 22:22, Hechos 2:23, 4:27-28, 1 Pedro 2:8, Salmo 76:10).

Todo esto puede ser perturbante para la mente incrédula e impía pero para nosotros y debido a Su gracia y Su Palabra (Isaías 43:7, 21), nos recuerda que Él es Dios y que nada ocurre sin un propósito eterno tal como lo comprendió el propio Job (Job 1:22), y que a la vez todo es gobernado por nuestro Padre celestial en Cristo Jesús para el bien nuestro (Romanos 8:28). Sin embargo, en todo esto, es la Ley de Dios y no Su decreto eterno la guía revelada para nuestras acciones como criaturas racionales y responsables que somos ante Él.

Los decretos de Dios son sabios y perfectos

Porque el fin supremo de Dios para con Su creación es Su auto revelación que es Su auto glorificación en el plano y grado más alto posible que es en la Persona y obra de Jesucristo, Sus decretos son siempre sabios y perfectos en todos los sentidos. Esa es la razón de porque todas las cosas trabajan en conjunto pues todo fue creado para Su gloria según Su propia sabiduría. Como el Salmista lo expresa cuando dice; “Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven.” (Salmos 119:91). Y el propio apóstol Pablo en Romanos 11:33-36; “!!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !!Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” 

Glorifiquemos entonces al único y gran Dios Soberano.