¿Por cuales frutos los conoceréis?

A veces escuchamos decir:

“las evidencias externas de la salvación de alguien son sus frutos. ‘Por sus frutos los conoceréis’…”

Pero la evidencia de la salvación de alguien no es en base a sus buenas obras, las cuales “aun las mejores en esta vida, son imperfectas y contaminadas de pecado” (Catecismo de Heidelberg, 62), sino más bien por el testimonio de Dios que tiene el creyente en sí mismo acerca de Jesucristo:

«El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo […], y éste es el testimonio: que Dios nos dio vida eterna, y esta vida está en Su Hijo. (1 Juan 5:10,11).

La Escritura habla categóricamente del testimonio fiel y verdadero para los que son realmente salvos. Este testimonio es [entender y creer] que Dios dio vida eterna al creyente, y esta vida está en Su Hijo Jesucristo.

Luego el contexto de Mateo 7:16 “Por sus frutos los conoceréis”…  habla de que un árbol bueno(quien entiende y cree el testimonio de Dios acerca de Su Hijo) no puede NO-PRODUCIR frutos a su tiempo (Mateo 7:17, 13:8, Filipenses 1:11, Col 1:10, Santiago 3:17), y vise versa: que un árbol malo(quien no entiende y cree el Testimonio de Dios acerca de Su Hijo), no puede PRODUCIR frutos buenos en ningún tiempo (Mateo 7:17, 12:33-35, Jeremías 13:23). O “¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?” (Mateo 7:16).

Por consiguiente el problema no está en los frutos, sino en el árbol: unos son creyentes mientras que otros son incrédulos. Luego quien [entiende y cree] el testimonio de Dios acerca de Su Hijo y lo profesa coherentemente según las Escrituras a los demás, ya esto es una evidencia externa de su salvación eterna.

«Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. (1 Juan 5:13)

 

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