¿Hay algo que valga más que tu alma?
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensara a cada uno según su conducta. (Mat 16:24-27 LBLA)
Pues bien, esto se refiere a ¿”Salvación por Señorío”? o ¿A un llamado serio al discipulado por Jesús? Para poder responder a esto, volvamos a ver de nuevo la pregunta retórica de Jesús de Mateo 16:26:
Jesús dijo a sus discípulos: “¿Hay algo que valga más que tu alma (O tu propio ser?)” [1]
La respuesta lógica a esta pregunta retórica de Jesús es obvia. Si existe algo mayor que nuestro propio ser es sin duda la causa por la cual Cristo le era necesario “ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día” (v21) y a lo cual Pedro se oponía a ello (v22). Por lo tanto es obvia la respuesta que se espera de los discípulos a las preguntas de Jesús: ¡Si Señor, tu causa es mayor que nuestras propias causas o intereses!. A esto el Señor les llama; Pues “niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame“ (v.24). Lucas añade: “cada día” (Lucas 9:23).
Por lo tanto vemos aquí que:
1) El aferrarse a la vida presente es perderse en ella sin tener un propósito mayor alguno en la vida (v25)
2) Pero el entregarse a la causa de Cristo es hallar intereses mayores que sus propios intereses egoístas (v26).
Pues el Hijo del Hombre vendrá con sus ángeles en la gloria de su Padre y juzgará a cada persona de acuerdo con sus acciones (v27).
A esto mismo se refiere el apóstol Pablo cuando dice:
“Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal. (2 Co 5:10)
Aquí algunos ejemplos Bíblicos
Ejemplo Bíblico por el autor de Hebreos de este discipulado en el Antiguo Testamento; Moisés.
“Fue por la fe que Moisés, cuando ya fue adulto, rehusó llamarse hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los placeres momentáneos del pecado. Consideró que era mejor sufrir por causa de Cristo que poseer los tesoros de Egipto, pues tenía la mirada puesta en la gran recompensa que recibiría.” (Hebreos 11:24-26)
Ejemplo Bíblico de este discipulado en el Nuevo Testamento; el apóstol Pablo.
«En cuanto a mí, que nunca me jacte de otra cosa que no sea la Cruz de nuestro Señor Jesucristo. Debido a esa Cruz, mi interés por este mundo fue crucificado y el interés del mundo por mí también ha muerto. (Galatas 6:14)
En conclusión, el llamado de Cristo al discipulado no consiste en un llamado para salvación lo cual se opondría a la justificación solo por fe enseñada en la Escritura, sino más bien es el llamado a pecadores ya justificados por la sola fe (creyentes) para el servicio de la mejor causa del mundo presente: la proclamación del evangelio y la formación de nuevo discípulos. Ya que la Cruz de Cristo (la justificación solo por fe) afecta la cruz a llevar de cada uno (la causa de Cristo).
“La cruz, un instrumento temible de castigo romano, es también un símbolo del sufrimiento de los cristianos en la imitación de Cristo. Practicamos la abnegación por el bien del amor de Dios y del evangelio. La aceptación de este sufrimiento no es un castigo en sí, ni es un fin en sí mismo, sino más bien un medio para superar el mundo caído por el bien del Reino de Dios y crucificar así la carne con sus pasiones y deseos (Gal 5:24).” [2]
[1] Nota de Mateo 16:26 de la Nueva Traducción Viviente, NTV. [2] The orthodox study bible; Ancient christianity speaks to today's world, Nota al pie del texto de Mateo 16.
“Seamos claros: La fe que salva es la fe en la Cruz de Cristo, no nuestra cruz.”
~ Paul Elliott
En este pasaje siempre se nos dice que debemos negar nuestros deseos pecaminosos, lo cual no esta mal, pero igual puede parafrasear negando tu propia justicia, porque es negación de todo lo que eres.
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo [negar su propia justicia], tome [por la fe] su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida [sin fe, por obras], la perderá; pero el que pierda su vida [su propia justicia por confiar en la justicia de Cristo] por causa de mí, la hallará. Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana [obra] el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma [ni una obra sirve]? Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensara a cada uno según su conducta [mi conducta es perfecta en Cristo].
Porque “Con Cristo he sido crucificado” (Gal 2:20)
Comentario de Martin Lutero:
“…De igual manera yo por la fe ahora soy crucificado con Cristo en espíritu. Así que también yo estoy crucificado y muerto a la ley, al pecado, a la muerte, y al diablo, de tal modo que ya no tienen más poder sobre mí. Éstos ahora ya han sido crucificados y están muertos para mí.
Aquí Pablo no habla de estar crucificado por imitación o ejemplo. Pues seguir el ejemplo de Cristo es también estar crucificado con Él, pero esta crucifixión pertenece a la carne. Por eso Pedro habla en su primera epístola, el segundo capítulo, «pues también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas». Aquí Pablo habla de una mayor y más alta crucifixión. En esa crucifixión, el pecado, el diablo, y la muerte son crucificados en Cristo, y no en mí. En esta crucifixión Cristo lo hace todo solo. Pero yo creyendo en Cristo, por la fe también soy crucificado con Cristo, de tal modo que todas estas cosas me son crucificadas y muertas para mí.”
Fuente: http://basartob.com/?page_id=342