Por Robert L. Reymond [1]
Después de determinar para su iglesia el orden y el fin de toda teología, el Cristo glorificado comisionó a su iglesia el hecho de discípular a las naciones, bautizando y enseñando a los creyentes a obedecer todo lo que les había enseñado (Mateo 28:18-19). Por consiguiente, la gran Comisión establece sobre la iglesia una específica demanda intelectual. Pues hay una demanda evangelística de contextualizar sin comprometer la proclamación del Evangelio con el fin de satisfacer las necesidades de cada generación y cultura. Con ello entonces existe la demanda didáctica de correlacionar la múltiple información Escritural en nuestras mentes para luego aplicar este conocimiento a todas nuestras facetas de pensamiento y conducta. Como también la demanda apologética de justificar la existencia del Cristianismo como la religión verdadera revelada por Dios protegiendo así su mensaje de la adulteración y de la distorsión (ver Tito 1:9).
Por lo tanto así la Teología se ha levantado en la vida de la iglesia para dar respuesta a estas demandas concretas de la gran Comisión. La empresa teológica entonces sirve a la gran Comisión ya que busca explicar en forma lógica y coherente a los hombres de todas partes la verdad que Dios ha revelado en las Escrituras acerca de Él mismo y del mundo que Él ha creado.
[1] Introduction, “A New Systematic Theology of the Christian Faith” por Robert L. Reymond.