DIOS no es masculino

DIOS no es masculino y si lo fuese, no sería DIOS

Afirmar hoy en día una verdad tan simple como “DIOS no es masculino” es como si fuese un grito necesario de Reforma por la mente patriarcal y humanista de muchos dentro de la Iiglesia el día de hoy. Aclararemos.

Comencemos diciendo que Cristo puntualizó varias veces en las Escrituras, la necesidad de que nosotros los creyentes nos dirijamos a DIOS como Padre, sin embargo, esto debe ser entendido por el mismo hecho de la encarnación y no por un aspecto ontológico masculino en DIOS. En otras palabras, llamar a DIOS Padre es por el hecho de la revelación de la encarnación y no por un aspecto masculino en DIOS.

Como bien lo expresamos en el Catecismo de Heidelberg:

120. ¿Por qué nos pide nuestro Señor Jesucristo que nos dirijamos a DIOS diciendo: “Padre nuestro”?

“Para despertar en nosotros, desde el principio de nuestra oración, el respeto filial y la confianza en DIOS que deben ser el fundamento de nuestra oración. Es a saber, que Dios ha venido a ser nuestro Padre por Jesucristo, y nos concede con mayor seguridad las cosas que le pedimos con fe, que nuestros padres nos otorgan las cosas de este mundo.”

DIOS es Espíritu purísimo, sin cuerpo, partes o pasiones

Esto lo vemos también en la Confesión de Fe de Westminster, Capítulo Dos, De Dios y la Santa Trinidad:

“Hay un solo Dios, vivo y verdadero, quien es infinito en su ser y perfección, un Espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo, partes o pasiones.”

Por otra parte, vemos también que el Catecismo de la Iglesia Católica hace una misma referencia sobre el tema:

[370] “Dios no es, en modo alguno, a imagen del hombre. No es ni hombre ni mujer. Dios es espíritu puro, en el cual no hay lugar para la diferencia de sexos. Pero las “perfecciones” del hombre y de la mujer reflejan algo de la infinita perfección de Dios: las de una madre y las de un padre y esposo. (Is 49:14–15; 66:13; Sal 131:2–3.)”.

Como también;

[239] “Al designar a Dios con el nombre de “Padre”, el lenguaje de la fe indica principalmente dos aspectos: que Dios es origen primero de todo y autoridad trascendente y que es al mismo tiempo bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos. Esta ternura paternal de Dios puede ser expresada también mediante la imagen de la maternidad (40) que indica más expresivamente la inmanencia de Dios, la intimidad entre Dios y su criatura. El lenguaje de la fe se sirve así de la experiencia humana de los padres que son en cierta manera los primeros representantes de Dios para el hombre. Pero esta experiencia dice también que los padres humanos son falibles y que pueden desfigurar la imagen de la paternidad y de la maternidad. Conviene recordar, entonces, que Dios trasciende la distinción humana de los sexos. No es hombre ni mujer, es Dios. Trasciende también la paternidad y la maternidad humanas, (41) aunque sea su origen y medida: (42) Nadie es padre como lo es Dios.”
40 Cf Is 66:13; Sal 131:2.
41 Cf Sal 27:10.
42 Cf Ef 3:14; Is 49:15.

El lenguaje de la fe nos instruye al servicio

Ahora surge la pregunta, ¿Por qué DIOS que no es masculino escoge revelarse a nosotros en su mayoría masculinamente? A lo cual respondemos: Para instruir propiamente al hombre (creado entre iguales con la mujer) a ser el primero en el servicio para el bien de su prójimo. De ahí las expresiones constantes como “Varón de guerra” o “Fuerte es nuestro DIOS” entre otras, y esto para indicar la resposabilidad del hombre en particular ante DIOS y para el bien de su prójimo; la mujer.

¿Qué de la masculinidad de Cristo?

Por otra parte y en relación a la masculinidad del Hijo de DIOS encarnado, vemos que ella no dependió de la masculinidad de un hombre sino plenamente de una sola mujer virtuosa y ésto por la concepción virginal hecha por DIOS. Esto significa que la masculinidad de Cristo es única en su genero e irrepetible y no es la misma como aquella que depende de un hombre.

Es en esta concepción virginal que Cristo pudo representar y salvar al genero humano. Lo que implica salvar tanto al hombre como a la mujer. En las palabras de Agustín de Hipona:

“Dios se mostró entre los hombres con naturaleza de verdadero hombre, pues convenía se tomase la naturaleza que sería redimida. Y para que ningún sexo se creyera despreciado por el Creador, se humanizó en forma de varón, naciendo de mujer.”

Y como el Credo de Calcedonia lo resume:

“Nosotros, entonces, siguiendo a los santos Padres, todos de común consentimiento, enseñamos a los hombres a confesar a Uno y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto en Deidad y también perfecto en humanidad; verdadero Dios y verdadero hombre, de cuerpo y alma racional…”

En conclusión, vemos que DIOS no es masculino y si lo fuese, no sería DIOS.

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