El fin de la humanidad redimida es una hermosa mujer

Aunque en la actualidad la mujer ha sido “mejorada” por muchos al ser considerada hecha a la imagen de DIOS (a diferencia del pensamiento aristotélico que perduró por siglos y que consideró a la mujer como un ser “mutilado y deforme” y que incluso fue un dogma por muchos en la fe cristiana), sin duda, aún falta mucho que reformar y reconstruir y así conformar nuestros pensamientos a la «metanarrativa» Bíblica sobre la reivindicación de la mujer en el reino de Cristo.
En otras palabras, debemos ver y ser maravillados una y otra vez por la «historia central» que se despliega a lo largo del Texto Bíblico en lugar de detenernos a la simple historia percibida superficialmente en nuestras mentes y que ha sido moldeada una y otra vez por nuestros dogmas, prejuicios o culturas.
Sólo de este modo podremos ver a lo largo del relato Bíblico, una comunidad de creyentes (hermanos y hermanas en la fe) siendo representados muchas veces como una mujer «radiante» a lo largo de las Escrituras. Por ejemplo, en Génesis 3:15 vemos a la mujer y su simiente prometida. En Gálatas 4:21-31 vemos a la mujer que es libre y a sus hijos que también son libres. En Apocalipsis 12 vemos nuevamente a la mujer junto con el Cordero Triunfante y en los capítulos 19 y 21 del libro de Apocalipsis vemos nuevamente a la mujer y su resplandor pleno y glorioso al ser conformada a la imagen de Cristo.
Una, y una, y otra vez vemos cómo DIOS va desplegando Su gloria en gloria en la redención y consumación del ser humano creados a la imagen perfecta de Su Hijo Amado.
En las palabras rescatables de Agustín sobre el tema, él nos dice: “DIOS se mostró entre los hombres con naturaleza de verdadero hombre, pues convenía se tomase la naturaleza que sería redimida. Y para que ningún sexo se creyera despreciado por el Creador, se humanizó en forma de varón, naciendo de mujer.”
Es en esta esperanza escatológica que vemos la necesidad de reivindicar a la mujer en el reino de Cristo para así manifestar la obra Perfecta de Cristo en la humanidad (Gálatas 3:25-28). Es aquí el contraste marcado en nuestros días por muchas personas que operan más bien por dogmas y sus estereotipos patriarcales, que Escrituralmente. De ahí la necesidad de Reformar a a la Iglesia a la «metanarrativa» Bíblica sobre la reivindicación de la mujer en el reino de Cristo.
Es bajo este esquema que escuchamos y nos humillamos a las palabras del Señor cuando Él dice una y otra vez sobre Su novia, Su Amada, Su Compañera, Su Co-laboradora, Su hermana, Su madre (Mateo 12:46-50) que es la iglesia: “Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.” “Los compañeros escuchan tu voz; Házmela oír.” (Cantares 2:14, 8:13).
Nuevamente, la metanarrativa Bíblica de este Texto CANÓNICO debe regir y gobernar nuestro entendimiento sobre la naturaleza de la mujer y no nuestros dogmas o nuestra cultura de turno.
Por lo tanto, amada Iglesia del Señor: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha «preparado». Y a Ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.” (Ap. 19:7-8).
Entienda, quien tenga una fe Católica, Reformada y Escrituralista.
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