Cayetano, el erudito romanista más famoso en la época de la Reforma, dijo que la Iglesia de su época seguía a Jerónimo al creer que la Biblia sólo tenía 66 libros como parte del Canon Inspirado.
Cayetano escribe:
“Aquí cerramos nuestros comentarios sobre los libros históricos del Antiguo Testamento. Porque el resto (es decir, Judit, Tobías y los libros de los Macabeos) son contados por San Jerónimo fuera de los libros canónicos, y colocados entre los Apócrifos, junto con la Sabiduría y el Eclesiástico, como se desprende claramente del Prólogo Galeatus. No te preocupes, como un erudito novato, si encuentras en alguna parte, ya sea en los sagrados concilios o en los sagrados doctores, estos libros considerados como canónicos. Porque tanto las palabras de los concilios como de los doctores deben reducirse a la corrección de Jerónimo. Ahora bien, según su juicio, en la epístola a los obispos Cromacio y Heliodoro, estos libros (y cualquier otro libro similar en el canon de la Biblia) no son canónicos, es decir, no tienen la naturaleza de una regla para confirmar asuntos de fe. Sin embargo, pueden llamarse canónicos, es decir, tienen la naturaleza de una regla para la edificación de los fieles, por haber sido recibidos y autorizados en el canon de la Biblia para ese propósito. Con la ayuda de esta distinción puedes ver tu camino claramente a través de lo que dice Agustín y lo que está escrito en el concilio provincial de Cartago”
In ult. Cap. Esther. Tomado de A Disputation on Holy Scripture por William Whitaker (Cambridge: University, 1849), p. 48).