El Autismo y la Fe Cristiana: Un Enfoque Monotrópico
Aquí una breve exploración de la relación entre el autismo y la fe cristiana desde una perspectiva teológica. En lugar de enfocarse en la condición médica, nos enfocamos en el concepto de “pensamiento monotrópico” como una forma de comprender el autismo dentro del plan de DIOS.
- Ireneo de Lyon, un teólogo del siglo II, afirma: “Lo que no se asume, no se redime“. Esta frase, aplicada al autismo, sugiere que para que la fe cristiana abrace y ministre a las personas autistas, primero debe reconocer y aceptar su condición como parte del plan divino.
- La palabra “autismo” se deriva del prefijo griego autós, que significa “propio” o “uno mismo”. Una persona autista, por lo tanto, se caracteriza por un enfoque intenso en sus propios intereses, un “hiperfoco” que los lleva a “volver a uno mismo”. Este “pensamiento monotrópico” contrasta con una mente “politrópica”, que “mira todo, y no se enfoca del todo”.
- Bajo estas definiciones argumentamos que Jesús mismo exhibió un patrón de pensamiento monotrópico en su ministerio terrenal, evidenciado por su enfoque singular en su propósito divino. Esto sugiere que el autismo, en lugar de ser una deficiencia, es una forma única en que DIOS se expresa en la humanidad.
- El Catecismo de Heidelberg, una confesión de fe reformada, enfatiza la inclusión de todo el género humano en la Iglesia cristiana. Esto refuerza la idea de que las personas autistas, como parte de la creación de DIOS, son miembros valiosos del cuerpo de Cristo.
- Por consiguiente es nuestro deber hacer una llamado a la creación de una cultura proactiva dentro de la Iglesia que reconozca, acepte y apoye a las personas autistas. Esto implica rechazar los estereotipos y etiquetas superficiales y, en cambio, profundizar en el valor intrínseco que DIOS les da.
- Nuestra exhortación final es a fomentar una comunidad de apoyo y amor mutuo, reflejando el amor perseverante de Cristo. Este llamado a la acción busca crear un espacio donde las personas autistas puedan participar plenamente en la vida de la Iglesia y crecer junto con sus hermanos y hermanas en la fe.
En resumen, si el autismo es visto desde la perspectiva del pensamiento monotrópico y no en una enfermedad o discapacidad como lo hace el mundo, vemos al final que la integración de estas personas al plan de DIOS es propia de DIOS mismo y nos desafía a reconocer la diversidad en la creación y abrazar a cada individuo como un miembro valioso del cuerpo de Cristo.