La neurociencia vs el populismo

Por un lado existe la neurociencia propia como una investigación limitada a una rama del conocimiento de la función de nuestro sistema nervioso, por otro lado existe la “neurociencia” popular que presenta una visión simplista del cerebro otorgándole un protagonismo excesivo como si fuera un ente autónomo que explica la vida, el comportamiento y la conducta del ser humano por sí solo.
Esto último es una tendencia muy común hoy en día de querer reducir la vida humana y su totalidad a una sola rama de conocimiento, aún más, a una masa cerebral.
Nadie niega aquí la importancia del cerebro. Nadie puede dudar de que el cerebro forma parte de lo que somos. Lo que debemos rechazar es que el cerebro lo explica todo pues es imposible explicar elementos de un nivel superior (la mente humana) con un nivel inferior (el cerebro humano).Aquí unos ejemplos:

Limitaciones Epistemológicas:

  • Error categorial al identificar mente con cerebro: Al equiparar la mente con el cerebro, se cosifica la mente, atribuyéndole una naturaleza material y creando un dualismo implícito.
  • Reduccionismo vs. Emergentismo: La neurociencia reduccionista se basa en la idea de que los fenómenos de nivel superior (como la conducta) pueden explicarse a través del estudio de fenómenos de nivel inferior (como la actividad cerebral). Sin embargo, el emergentismo argumenta que “el todo nunca es la suma de las partes”, lo que significa que la conducta, en su complejidad, no puede ser explicada únicamente por el cerebro, incluso si se conoce su funcionamiento a la perfección.
  • Dificultad para establecer la causalidad: Si bien un evento cerebral puede influir en la conducta, no puede considerarse la única causa, ya que la conducta es un fenómeno complejo influenciado por múltiples variables, incluyendo la historia personal, el aprendizaje y el entorno.
  • Negación de la complejidad del ser humano: Reducir la conducta al cerebro ignora la interacción dinámica entre organismo, conducta y cultura, elementos esenciales para comprender la complejidad del ser humano.

Limitaciones Prácticas:

  • Difusión de ideas pseudocientíficas: La popularización de la neurociencia ha llevado a la proliferación de explicaciones simplistas y a veces erróneas sobre la conducta humana, como la idea de que el amor se localiza en una zona específica del cerebro.
  • Sesgo de selección en la investigación: La investigación en neuropsicología clínica a menudo se centra en casos específicos y graves, lo que puede llevar a generalizaciones erróneas sobre la importancia del cerebro en la explicación de la conducta.
Por nuestra parte, no negamos los estados de ánimo de una persona en crisis, a lo que nos oponemos categóricamente es a una sistema de pensamiento 💭 evolucionista y materialista que quiere definir lo que es el hombre, la mente y su salud y donde DIOS y Su Palabra es descartado o ignorado.
Recordemos, la ciencia es investigación del orden natural creado por DIOS, por ende debe coincidir siempre con Su revelación (las Escrituras), no contradecirla.
Por lo tanto, decimos que la mente piensa, y el cerebro solo procesa dichos pensamientos siendo DIOS y Su providencia la razón de la ocación. Porque Cristo “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder…” (Hebreos 1:3).
Iglesia, tenemos un llamado de reformar la salud mental.
“No existe una pulgada cuadrada en todo el dominio de nuestra humana existencia sobre el cual Cristo, quien es soberano sobre todo, no grite, ¡Mía!” (Abraham Kuyper, 1837–1920).
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