A la estatura de Cristo, no del hombre o la mujer perfecta

El feminismo grita: ¡Debemos empoderar a las mujeres en su feminidad!
El patriarcalismo responde: ¡Debemos empoderar a los hombres en su masculinidad!

A lo cual el Cristianismo debe discipular y decir que: Debemos (como siervos en el ministerio) equipar Escrituralmente a los hombres y a las mujeres para que todos lleguemos a ser “… hechos conformes a la imagen de [Cristo], para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos.” (Romanos 8:29).

Si tu ministerio no tiene este fin último en el servicio, es decir, la unidad de la fe entre hombres y mujeres para que juntos podamos llegar a la estatura de la plenitud y semejanza de Cristo; al final tu ministerio es simplemente parte del problema de este mundo y no la solución encomendada por DIOS.

Recordemos, nuestro Señor dijo: “esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único DIOS verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Juan 17:3). Luego el apóstol Pablo dice sobre el reinado intermediario de Cristo: “Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo [en Su encarnación] se sujetará al que le sujetó a Él todas las cosas, para que DIOS sea todo en todos.” (1 Corintios 15:28). En síntesis, porque como seres humanos partimos de DIOS (tanto el hombre como la mujer) siendo creados por Él a Su “imagen y conforme a Su semejanza”, y porque es en Cristo Jesús que volvemos a DIOS renovamos ahora a la imagen de Su Hijo, es sin dudas un distintivo Reformado el ir a la Trinidad por medio de Cristo una y otra vez para reformar toda esfera de nuestras vidas para la Gloria de DIOS.

En las palabras de Herman Bavinck; “Nuestras mentes permanecen insatisfechas hasta que todos nuestros pensamientos son devueltos a la Trinidad, y hasta que la confesión de la Trinidad de DIOS funcione en el centro de nuestro pensamiento y vida.”

Por lo tanto y por lo dicho aquí, es que es imposible que, como Iglesia que somos (es decir, como esa comunidad compuesta de hermanos y hermanas en la fe), podamos volver al Trino DIOS con un pensamiento patriarcal por un lado, o feminista por el otro lado, que distorsiona no solo nuestras relaciones personales en el presente sino la misma idea central del Cristianismo sobre la Trinidad.

Unión y comunión con el Trino DIOS por medio de Cristo y entre nosotros como hermanos y hermanas en la fe, es nuestro destino escatológico y nuestro motor de trabajo en el presente.

“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de DIOS. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de DIOS.” (Romanos 8:19-21).

Por lo tanto, Equidad y complemento; sirviendo como iguales, liderando juntos.

Al buen entendedor, Escritural Libertario.

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