John MacArthur dice sobre la esclavitud:
“El cristianismo no libera esclavos. El cristianismo no otorga los mismos derechos sociales… Jesús no propuso la igualdad de derechos y no alteró el orden social. Ni Pedro, ni Pablo, ni Juan, ni ningún escritor del Nuevo Testamento. Más bien, todos afirmaron que con gran temor de Dios y gran respeto debes ser sumiso a tus amos, ya sean buenos, gentiles o irrazonables. Debes someterte.” (Sermón, Submission in the Workplace, Part 2).
Sin embargo la Bíblia dice todo lo contrario: “Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá.” (Éxodo 21:16).
Esto presupone un derecho a la vida y a libertad de toda persona: “Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.” (Éxodo 23:12).
Esto presupone también un derecho al descanso y un trato gentil para aquellos siervos no-libres que están bajo un contrato de restitución o de servicio voluntario (Levítico 23, Levítico 25:43), o de terminación del contrato si el siervo es agredido (Éxodo 21:23-27), incluso de salir libre del contrato y huir si la contraparte se rehúsa liberarlo y continúa abusando de él (Deuteronomio 23:15-16).
Al final de su contrato el siervo debe ser bendecido (Deuteronomio 15:12-15), y no es permitida la transferencia (Levítico 25:42).
Por su parte el apóstol Pablo dice: “conociendo esto, que la ley […] fue dada para los irreverentes y profanos, […] para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,” (1 Timoteo 1:9-10). Y en 1 Corintios 7:21: “¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más.”
Esto presupone para los autores del NT una condena absoluta a todo acto de secuestro o esclavitud forzada reafirmando con ello solamente el servicio contractual estipulado por el Señor: “Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos.” (Colosenses 4:1, Efesios 6:5-9).
Por lo tanto, exclavizar a un persona «libre» no solo es condenable en la Biblia sino también conlleva la pena de muerte a tales secuestradores. Parte de la Gran Comisión es enseñar todo el Consejo de DIOS, no anularlo o distorsionarlo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…”
Entienda quien pueda.